¡Redondeaos el Carnaval de Roses, visitando al Escape Room Roses! 60 minutos de diversión! 2 juegos disponibles: La cena, El Conservador. Grupos entre: 2-7 jugadoras. Y Tú podrás escapar a tiempo? ¡Una experiencia que nunca olvidará!🥀
Disponible en cuatro idiomas: CAT/FR/ES/ENG
Es la fiesta más apreciada por los rosenses, irrenunciable y querida, sentida como lo más propio, personal e intransferible, cargada de nostalgia y recuerdos
JUEVES 8 DE FEBRERO
A las 22 h, desde la plaza de Catalunya hasta la plaza de Frederic Rahola: Pasacalle de bienvenida de Su Majestad el Rey Carnestoltes, a cargo de la banda de percusión de Ociart .
A las 22.30 h, en la carpa de la plaza de Frederic Rahola: Llegada de Su Majestad el Rey Carnaval, baile con el grupo de versiones la Orquesta Medianoche y el Jueves Kuit con la Juventud Rosinka .
VIERNES 9 DE FEBRERO
A las 21 h, a lo largo de la avenida de Rhode: Pasada de noche.
A las 23.30 h, en la carpa de la plaza de Frederic Rahola: Baile con los grupos de versiones Nou Màgics y The Covers Band
A las 23.30 h, en la pista anexa del Pabellón Municipal de Deportes
Discomóvil con DJ G_Sensation + DJ Jay Drum
SÁBADO 10 DE FEBRERO
A las 16 h, a lo largo de la avenida de Rhode: Pasada de tarde.
A continuación, en la carpa de la plaza de Frederic Rahola: Discomóvil infantil con Gres-k Planet .
A las 22 h, en la SUF: Baile de Carnaval con el dueto La Band Gogh
A las 23 h, en la pista anexa del Pabellón Municipal de Deportes: Discomóvil con DJ ADCØ + DJ JonBeat
A las 00 h, en la carpa de la plaza de Frederic Rahola: Concierto con el grupo de versiones Banda Neon y DJ Cesc
DOMINGO 11 DE FEBRERO
A las 12 h, a lo largo de la avenida de Rhode: Pasada de mediodía.
A las 18 h, frente a la plaza de san Pedro: Concierto con el grupo de versiones Band The Cool
A las 18 h, en la carpa de la plaza de Frederic Rahola: Concierto con la orquesta Selvatana .
A las 19.15 h, en la carpa de la plaza de Frederic Rahola: Proclamación del Rey y la Reina de las Personas Mayores del Carnaval 2025.
A continuación, baile con la orquesta Selvatana .
A las 20 h, frente a la plaza de san Pedro: Proclamación del Rey y la Reina del Carnaval 2025 y del Rey y la Reina infantil del Carnaval 2025.
A continuación, proclamación de los ganadores del concurso de grupos.
A las 22 h, en la pista anexa del Pabellón Municipal de Deportes: Discomóvil con DJ Alex Miles + DJ Mad Vila
LUNES 12 DE FEBRERO
A las 13 h, en el Pabellón Municipal de Deportes: Arrozada popular (hay que llevar plato, vaso y cubiertos)*.
A las 18.30 h, desde la plaza de Catalunya hasta la Perola: Cortejo mortuorio del difunto Rey Carnestoltes, entierro de la sardina y espectáculo pirotécnico.
* Tickets del arroz: Los tickets del arroz se venderán anticipadamente a los grupos en la Oficina de Turismo, del 31 de enero al 8 de febrero (de lunes a sábado de 10 ha 14 hy de 15 ha 18 h) . Para el público en general, se pondrán a la venta el lunes 12 de febrero, a las 10:30 h,
en el pabellón (5 €). Habrá la opción de arroz para personas veganas.
* Merchandising de Carnaval: Venta de camisetas, pinos, gorras y delantales del Carnaval en la Oficina de Turismo.*
Historia del Carnaval- Roses
El carnaval de Roses es uno de los ámbitos de la vida local que incorpora una mayor carga simbólica y emocional. En las últimas décadas se ha convertido en un lugar común del esencialismo local, sin márgenes, casi, por la disidencia racional o emotiva. Lo decíamos hace unos años: «… Es la fiesta más apreciada por los vecinos de Roses, irrenunciable y estimada, sentida como la cosa más propia, personal e intransferible, cargada de nostalgia y recuerdos». El carnaval, pues, apunta directamente a la fibra más sensible de muchas rosinques y rosenses. De manera imperceptible, la identificación entre los sujetos Roses y carnaval se ha convertido en total, absoluta. Es evidente que, en todo ello, ha habido una voluntad de potenciar esta fiesta que, a la postre, ha servido para cohesionar la comunidad en unos momentos en que era necesario especialmente, por un lado, rehacer y / o afianzar la identidad co lectiva de la población ante un mundo moderno y diferente y, de otra y consecuentemente, convertirse en una vía más de integración de los sectores sociales recién llegados que, desde los años 60, y al abrigo del desarrollo del turismo, han transformado la realidad social de Roses.
Si entendemos la centralidad de la fiesta del carnaval en la vida local, también entenderemos la necesidad de hacer una reflexión sociológica e histórica que permita explicar y entender cómo se llega a esta centralidad que comentábamos. Cualquier creación social deviene manifestación simbólica cuando responde a unas determinadas finalidades concretas, socialmente compartidas, o bien cuando es susceptible de satisfacer las expectativas ideológicas de los grupos sociales dominantes, que la utilizan en beneficio de un determinado proyecto social y político o, al menos, se ven obligados a deglutir-en su magma mental y manipularla para poder, finalmente, utilizarla de una manera concreta, material. De este modo, algunas experiencias colectivas son desestimadas -su finalidad no es importante o relevante, o no presentan características que puedan coadyuvar a reforzar los rasgos comunitarios que se quieren potenciar en aquel momento histórico, mientras que otros sobreviven el paso del tiempo y adquieren una significación que sobrepasa los límites para las que fueron creadas. Han demostrado, en definitiva, una funcionalidad comunitaria.
El carnaval de Roses no escapa tampoco de una revisión sociológica. El fenómeno carnavalesco en Roses es un buen ejemplo de esta transformación que comentábamos, de una manifestación social que ha acabado incorporando una carga simbólica importante. El carnaval ha convertido en tradición local. La cuestión es analizar cómo se ha creado esta tradición, de donde ha surgido. Es una creación ex novo o bien, por el contrario, hunde sus raíces en la historia? Desde este punto de vista la pregunta clave es valorar la tradición histórica de esta fiesta. Parece evidente que, políticamente, ha interesado mantener una determinada visión del carnaval de Rosas: históricamente antiguo, socialmente potente, ideológicamente justificable y turísticamente rentable. En otros momentos, por ejemplo, el carnaval ha servido para mantener una cuota de rebeldía ante las autoridades, como un poblado galo ante las tropas romanas. Basta con pensar en el desafío que suponía en 1939 o 1.940 celebrar el carnaval, en un contexto represivo y violento desatado por el todavía reciente victoria militar franquista. El carnaval, más allá de la fiesta, ha tenido una utilidad social y política que, además, ha estado cambiando en el tiempo.
Este proceso -de simple actividad lúdica a creación básica de la identidad de una comunidad- se ha articulado a lo largo del tiempo, en una evolución histórica de largo alcance. Las noticias históricas sobre el carnaval en Roses no son numerosas y, por tanto, todavía habrá mucha investigación en archivos para conocer más sobre esta manifestación festiva en nuestra localidad. Esta primera constatación es un indicio, per se, de la escasa trascendencia que debía tener el carnaval en Roses, equiparable al de otras poblaciones de los alrededores. Su presencia en la documentación parece que es proporcional a su presencia social, comunitaria. El vaciado de los libros notariales de Roses que actualmente se está efectuando ha aportado alguna referencia interesante. Así, por ejemplo, el 22 de agosto de 1616, Fray Onofre Cervera, monje y pieter del monasterio de Sant Pere de Rodes, y Pere Cervera [menor], pescador de la Selva de Mar, confesaban que debían a Pedro Raola de la martre, agricultor de la localidad de Roses, cuñado del segundo, 15 y 135 libras de moneda barcelonesa, respectivamente. Habían hecho donación a su ahijada y hermana, respectivamente, Antigua Cervera, hija de Pedro Cervera [mayor], también pescador de la Selva de Mar, y de Margarita, su esposa, ambos difuntos, y que sumaban las 150 libras que Antigua le había constituido en dote con los nupciales que ambos habían firmado ante el notario infrascrito. Hasta aquí esta escritura notarial no difiere de muchos otros actos entre privados que se firmaban normalmente. Sin embargo, Pedro Cervera prometía que le pagaría 70 libras el día de la celebración de su matrimonio y las 65 libras restantes entre esa fecha y el mismo día del próximo año, mientras que fray Onofre Cervera se comprometía a entregarle las 15 libras que le correspondía pagar el día de carnaval propvinent.
Es sólo un debitorios de dote, pero aparece el carnaval como una fecha de referencia, en este caso para liquidar una deuda. Parece, por tanto, que el carnaval es una fecha significativa en el calendario local, como lo podía ser Navidad, San Juan, San Pedro o San Miguel, unas fiestas especiales en el calendario económico feudal. No es gran cosa, sobre todo si lo comparamos, por ejemplo, con los dibujos alegóricos a la fiesta de carnaval que muchos escribientes -avorrits de su trabajo solitaria- efectuaban los márgenes de las actas notariales. Como se decía en el catálogo de la exposición Los muñecos de l’escrivà, que organizó el Archivo Histórico de Girona en 1999, usualmente «representan actividades y elementos alegóricos propios de estos días previos a la Cuaresma ( personas que cuecen carne, recipientes con vino …) y personajes representativos de la fiesta. En este sentido destacamos la imagen d’en ‘capilla’, dibujado y reiteradamente mencionado en las fechas de los documentos «. Destaca la riqueza de muñecos en los instrumentos notariales de Castelló d’Empúries, el 1392-1402, 1407, 1408 o, más recientemente, 1444-1445 por poner sólo unos ejemplos. O, sin embargo, habría que imputar este fenómeno castellonense a la proximidad con Rosas? Hoy por hoy es imposible mantener esta hipótesis: falta un vaciado exhaustivo de la documentación de época medieval y moderna y faltan más investigaciones sobre el tema. Sea como sea, sin embargo, la primera referencia histórica del carnaval en Roses retrocedió 164 años. En 1616 carnaval era una fiesta presente en Roses. Está bien. Pero la cuestión de fondo es otra: una única e indirecta noticia no es suficiente para poder mantener la existencia de un carnaval cualitativamente diferenciado del resto, de un carnaval que se haya erigido como un rasgo identitario de los habitantes de Roses .
Habrá que esperar hasta el 9 de febrero de 1780 para encontrar otra información sobre el carnaval de Roses. Efectivamente, el alcalde de la ciudad, Miguel Ferrer, se quejaba del intento de prohibir el baile de carnaval por parte del gobernador militar del castillo de la Trinidad, un hombre descrito como un personaje pretencioso y violento. La narración de los hechos es la siguiente: «Siguiendo super genio de mandarlo todo [del gobernador], determino ympedir el Bayle publico en los Arrebales de la Villa en los dias de Carnestolendas. Envío en el Domingo un Ayudante al Balyle para que se presentase, no le pareció al Bayle hazer el papel de Juguete y muy menos para uno que no se ni ha Sido sume superior. Tampoco le pareció sapararse de aquella concurrencia respondiendo que dixiese al Gobernador que’si necesitase de auxilio si los suministraría quantos pudiese’y contesto con la MISMA respuesta al Segundo recado del Gobernador quando inprovisamente se le aviso que de apo orden se encaminaban al puesto del Bayle veinte soldados con un Alférez de la compañía fija de aquella Plaza cono sobre Armas largas y bayoneta calada, aviendo Mandado dar a cada soldado veinte cartuchos. Albochornado al Bayle cono noticia tan intrevida, rezeloso que no se atentatese algún Arrojo dispuesta por el gobernador, y de las fatales resultas podian acarrearse a este pueblo, con un proseder tan poco reflexionada.
Del contenido del documento, es evidente que el carnaval se celebraba de manera habitual y normal cada año. El lugar: el Raval de Roses, en la Plasa pública, es decir, en el barrio de la Punta, el sector con un poblamiento más popular. Por otra parte, la capacidad del alcalde de organizar una fuerza espontánea de 24 hombres (la demografía roséense de aquella época se situaba en 1.952 habitantes en 1787, según el censo de Floridablanca) parece indicar una afluencia al carnaval bastante importante. Sin embargo, el contexto del documento -la denuncia del comportamiento del gobernador militar del castillo de la Trinidad no permite deducir cuál era la magnitud social de la fiesta que, suponemos, debía ser significativa, dada la indignación que despertó entre la población la amenaza de suspensión. Se comprueba, asimismo, como la comunidad no duda en defender su fiesta y su dignidad colectiva. A pesar del contexto oficial o administrativo del documento, pues, se apuntan algunos rasgos importantes para definir la trascendencia del carnaval: la integración de la fiesta en la vida comunitaria, el número de asistentes, el lugar …
Ya en el siglo XIX, se encuentra todavía alguna otra noticia dispersa. El 19 de febrero de 1879, Julián Burgos y Antonio de Acuña, funcionarios de la Administración de Aduanas de Roses, autocalificados de Gran Ulema y Gran Visir, respectivamente, se dirigieron al hacendado local Miquel Coll y Caritg todo sol·licitantlos lo siguiente: «Disculpemos que interrumpamos super tranquilidad en super retiro y hagamos llegar á V. el primer eco del proximo carnaval./ teniéndo Necesidad para la mascarada que se prepara de un tílburis cono super corresÂpondiente caballeria y sabiendo que V. Reducir texto
proporcionarnos uno y otra, le agradeceremos los ponga a nuestra disposición para el judías ó sea mañana á medio día en cuya fecha nosotros a cambio de este obsequio pediremos á Mahoma Nuestro profeta que le conceden dos ó tres mil huríes en ese pequeño paraiso./ Con el dador Reducir texto
decirnos si Podemos esperar lo que le pedimos y caso de la afirmativa, mandaremos mañana á his time miedo ello./ Sin mas que ofrecerle mil anticipadas gracias quedan sobre cariñosos servidoras y am igos «.
Este documento es interesante porque se aleja del ámbito público. Se trata de una comunicación privada, que no pretendía ser conocida por el conjunto social y, por tanto, liberada de la artificial afectación que domina las relaciones humanas. La complicidad humorística que impregna el carnaval se deja notar, la inversión de valores y de roles está presente. La enmascaradas baile domina la fiesta, un rasgo que ya había aparecido anteriormente; la aparición de la referencia a las huríes (el Diccionario de la Lengua Catalana del Institut d’Estudis Catalans define hurí como «cualquiera de las mujeres bellísimas y siempre vírgenes imaginadas de existir en el paraíso de Mahoma como compañeras de los bienaventurados «) nos transporta a la sensualidad que desata la fiesta, a la libertad sexual imaginada por unos días. Son nuevos rasgos que debemos añadir, pues, a las anteriores referencias. El carnaval está haciendo mayor? Aún no lo sabemos. Continuamos disponiendo de masa pocas noticias. Ahora bien, empieza a existir algún indicio que nos puede hacer sospechar.
Efectivamente, cuando el 17 de enero de 1914 del Ayuntamiento de Roses estipuló cuáles debían ser los espectáculos públicos -cinematògraf, bailes públicos de salón y conciertos- que debían satisfacer los arbitrios municipales y el importe que se tenían que pagar , se graba con dos pesetas «… los bailes publicos que se den en tiempo de carnaval tambien miedo cada día …», exactamente el doble que cualquier otra función normal. Parece que el carnaval es una manifestación suficientemente importante para ser grabado con una tasa superior a la del resto de espectáculos locales. Más fiesta, más impuestos. La lógica económica no deja lugar a duda. Parece apuntarse una tendencia: el carnaval está articulando como una fiesta ineludible en el calendario de Roses. Un episodio muy significativo ocurre en 1939, el año de la derrota definitiva del régimen democrático republicano. Una Comisión Gestora franquista que se escondía tras una vacilante Sociedad Recreativa Unión Fraternal, aunque no legalizada, intentaba celebrar el carnaval, desde el mismo año 1939, al menos si se tiene en cuenta el enérgico telegrama enviado por el gobernador civil, Antonio Federico de Correa Veglison, en el Ayuntamiento de Roses: «Como llegan Hasta mí noticias miedo las que se DEDUCE que en esa localidad se pretende celebrar bailes y fiestas de carnaval, recuérdole [la] circular [de] este Gobierno … por la que [ el] Excmo Sr. Ministro [de] Gobernación mantiene [la] Suspension absoluta [de] dichas fiestas, quedando por tan prohibidas rigurosamente no Sólo [los] Actos que acostumbraban celebrarse [en la] vía pública, sino tambien fiestas [de] sociedad o de empresa, de modo que los expresados días pasan desapercibidos … «. Parece evidente, en primer lugar, que Rosas se disponía, desde el mismo 1939, a celebrar el carnaval, como venía haciendo tradicionalmente; pero también parece clara la implicación de la SUF en el desarrollo de los actos de esta fiesta. En este sentido, el Ayuntamiento recordaba, en marzo de 1941, al presidente de la SUF que los espectáculos públicos «… deberan terminar a las doce en punto de la media noche, sin que a esta hora puedo quedar público Dentro del local …» , una advertencia que, muy probablemente, hay que relacionar también con la celebración del carnaval. En este difícil contexto político la celebración de las fiestas de carnaval se convierte en un síntoma claro de su potencia social. Ni las heridas de la Guerra Civil, ni la represión política que se abatía sobre el país pudieran detener el impulso comunitario para celebrar una fiesta incardinada en la esencia de la población.
Esta creciente trascendencia del carnaval no debe hacer perder de vista que la fiesta local seguía siendo la Fiesta Mayor, en agosto, que acontecía anualmente el punto de encuentro para todos los ciudadanos de Roses. El Ayuntamiento dedicaba los mayores esfuerzos económicos para disponer de buenas parejas, para limpiar la plaza, para organizar todos los actos paralelos con el máximo de lucimiento posible. En comparación, el carnaval se situaba claramente en un segundo plano. Sin embargo, las transformaciones económicas y sociales iniciadas en los años 60 con la llegada del turismo de masas, invirtieron la correlación de fuerzas. Ante la imposibilidad de los ciudadanos de Rosas de disfrutar de los actos de la Fiesta Mayor, se fue imponiendo una fiesta alternativa, en invierno, que pudiera desempeñar la función comunitaria de reunir el vecindario alrededor de una fiesta. No hubo que inventarla, no fue necesario recurrir a un santo de repuesto: la fiesta ya existía y tenía, además, una tradición histórica suficientemente consolidada. Era el carnaval. Desde entonces, el carnaval de Roses ha cumplido progresivamente las funciones que desarrollaba la fiesta mayor y se aseguraba así la entrada al complejo esencialista de la población. Roses es carnaval, el carnaval es Roses.